domingo, septiembre 28, 2008

 

Hermanas



Después de un verano de relax y desconexión total -de la que no si ha librado ni la doctora- aquí estamos de nuevo con ganas. A pesar del título, no voy a escribir sobre el parentesco ficticio que se establece entre las amigas maricas que deciden llamarse entre ellas “hermanas” sin que medie ningún tipo de consanguinidad, eso queda para otra ocasión. ¡Hay tantos temas que van quedando en el tintero de la doctora para otra ocasión...!

Hoy le toca el turno a las Hermanas de la Perpetua Indulgencia. Sí, aunque no lo creas, las maricas también tenemos nuestra propia congregación. Y no me refiero a las comunidades de curas gays que tienen de tapadillo los jesuitas en Estados Unidos (estos jesuitas, siempre tan avanzados dentro de la iglesia católica), sino a un grupo de locas que llevan desde los años 80 convirtiendo la pluma en activismo.

Ya desde Stonewall, el 28 de junio de 1969, han sido tradicionalmente las trans y las drag-queens las que han llevado siempre la bandera de la revolución marica y de la liberación sexual. El petardeo comprometido de las maricas con causa encuentra su máxima expresión hoy entre estas hermanas. Al parecer, todo surgió a finales de los 70 y principios de los 80 en San Francisco cuando a unas locas se les ocurrió salir durante la Semana Santa vestidas de monjas-drag-queen para provocar al personal. Volvían a utilizar el atuendo monacal cuando participaban en cualquier tipo de manifestación, por ejemplo contra la energía nuclear, y acabaron montando la congregación actual con lo camp (petardo) como mandamiento principal.

En los 80 el sida hacía estragos en el Castro, barrio LGBT de San Francisco, y desde entonces la lucha contra el vih/sida ha sido una de sus principales señas de identidad: publicaron el primer folleto de promoción del sexo seguro y destinan muchos de los fondos que consiguen en sus actos de caridad a la atención de personas que viven con vih/sida y a campañas de prevención. En el año 2003 consiguieron un millón de dólares en donaciones sólo en California.

Durante la visita de Juan Pablo II a San Francisco en 1987 le hicieron un exorcismo masivo por su condena de la homosexualidad y para limpiar el daño y la culpa que la iglesia católica instiga hacia las personas homosexuales. Desde entonces, si te unes a esta congregación, pasarás a ser un hereje y estarás excomulgado del catolicismo (¡de veras!). Así que, ya sabes, si quieres apostatar y tu diócesis te pone trabas, unirte a las Hermanas de la Perpetua Indulgencia puede ser un camino más fácil. Antes sólo había hermanas maricas, pero desde hace tiempo la orden está abierta a todos y todas: hombres, mujeres, intersexuales, heteros, queers, pendonas, a quienes se lo están pensando, bollos, bi…

Estas hermanas hacen votos por la visibilidad y contra la vergüenza que el estigma heterosexista coloca sobre todas aquellas personas que se salen de las normas de género o de la sexualidad heterosexual. Es decir, hacen un voto de lucha contra la homofobia. Como otro de sus votos apuesta por el disfrute, el placer y el humor como formas de lucha, dicen no estar en contra de la religión ni de la fe, pero sí denuncian la intolerancia, el odio, la hipocresía y la culpa que se inculca desde la jerarquía de la iglesia.

La congregación tiene sus conventos por todo Estados Unidos y por todo el mundo. Así que, si algún día estás por un bar de ambiente de Nueva York, París, Berlín, Montevideo y ves a unas monjas con taconazos, sombra de ojos fucsia, pestañas ultralargas y voz de camionero repartiendo condones… ¡bingo!, has dado con ellas. Por cierto, este grupo de monjas se apuntan al llamado “gender fuck”, es decir, pasarte las absurdas normas de género por el arco del triunfo, así que no te extrañe verlas con barbas, sin tetas o con cualquier otra característica que nuestra cultura califica de masculina. La orden tiene sus madres superioras, su periodo de noviciado, sus santos y santas (como Harvey Milk o Rosie O'Donnell) y sus conclaves mundiales una vez al año. A mi, de todos modos, lo que más me gusta es la elección del Cristo Chulazo del Año, que se celebra todos los domingos de resurrección.


Las mismas huestes homófobas que disfrutan contando chistes de monjas guarrillas o se visten de ídem al primer carnaval que se les pone a tiro, no dudan en calificar este tipo de acciones como irrespetuosas o irreverentes, pero no olvidemos que precisamente de eso se trata, de poner de manifiesto el gran daño que han hecho y siguen haciendo las jerarquías de las religiones a muchas personas que se salen de la norma sexual. Y de pasarlo bien al mismo tiempo, claro.



domingo, julio 27, 2008

 

Desnudo



Sí, sí, ya sé que todo el mundo está esperando la crónica del orgullo de Madrid. Es que la agenda de una doctora queer no da abasto en el comienzo del verano con tanto activismo y vida social asociada a nuestro momento ritual preferido del año.

Gracias a los muy criticados cambios de fecha del orgullo madrileño, esta doctora tuvo la oportunidad de reivindicar y reivindicarse por la calle de Alcalá. No llevaba la falta escocesa almidoná, pero sí unos collares monísimos con los seis colores de la bandera LGBT apoyaos en la cadera. Sí, nena, nuestra bandera no es la bandera del arco iris, que tiene siete colores, sino que sólo consta de seis. Parece ser que a Gilbert Baker, la sanfranciscana (¿se llamarán así los naturales de San Francisco?) a la que se le ocurrió la idea, no le quedaban telas de los siete colores o pensó que era mejor un número par para colgarla en las farolas del Castro, el hasta entonces único barrio marica del mundo.

El caso es que la Alexia y yo, que no tenemos derecho a los 400 euros electorales de ZP pero queríamos a toda costa viajar a Madrid, decidimos dedicarnos a la venta clandestina de collares. Si los chinos lo hacen, ¿por qué no nosotras? Por cierto, no puedo resistirme a criticar la medida electoralista de ZP, que beneficia a mucha gente, pero no a las capas más desfavorecidas de la sociedad. Es decir, que Emilio Botín, Amancio Ortega y todos los ricachones, consejeros delegados y directivos del país tienen derecho a que el estado les dé 400 euros para reactivar sus “maltrechas economías” por la crisis inmobiliaria, y las sin sueldo, las precarias, las becarias, las sin techo, las a ver cómo salgo adelante este mes porque no tengo trabajo ni derecho a paro… a nosotras, que nos parta un rayo. Eso sí que es socialismo del bueno.

En fin, y volviendo al petardeo, que es lo que interesa: allá nos lanzamos las dos a las calles de Madrid collares en ristre. Quien no ha estado en Madrid un orgullo a finales de junio a las 6 de la tarde rodeado de miles de personas, no se imagina el calor que puede llegar a hacer en esas circunstancias. Por eso, y para exhibir collares, la que suscribe decidió desde el primer momento quitarse la camiseta.

Los collares los vendimos todos y sacamos para medio billete de avión (¡viva!). Eso sí, casi todos a chicas hetero presentes en la manifestación, que las maricas ya no estamos para estas cosas, las bollos prefieren otros complementos y los heteros -que andaban bien agarraditos a sus novias- no se atreven con tanto color y brillo. De momento.

El caso es que al final de la manifa me encuentro a una amiga que, a pesar de amiga o precisamente por serlo, pasa a hundirme directamente: “¡Qué horror! ¡Ponte la camiseta ya mismo! ¿Cómo puedes ir así? Si estás gordo, blanco, peludo y con las tetas caídas…” ¿Qué creéis que hizo la doctora? ¿Ponerse la camiseta? Pues no, con más orgullo todavía se dedicó a reivindicar el derecho de todos los cuerpos a lucirse por la calle, a no asarse, a sentirse feliz de sí mismo y a mostrar al público presente que, por fortuna, no todos somos musculocas depiladas ni osas descomunales. Hay toda una gama de cuerpos intermedios que también tenemos derecho a existir y mostrarnos.

A estas alturas la lectora dirá ¿Y esto qué coño tiene que ver con el título de la entrada? Pues que como yo me reconcilié con mi cuerpo cuando empecé a hacer nudismo, desde entonces me dedico a hacer apostolado del naturismo entre todas las personas que tienen complejos corporales. No hay nada mejor que ponerte en pelotas en la playa (o en cualquier otro espacio) al tiempo que ves cuerpos desnudos de todos los sexos, edades, tamaños y formas. Entonces descubres que la belleza no está sólo en las y los supermodelos del mundo y, al mismo tiempo, le das a tus tetas, tu culo, tu polla o tu coño la alegría de estar libre y feliz. Aprovecha el veranito y el buen tiempo para luchar contra la opresión de los cuerpos y celebrar la libertad.


domingo, julio 20, 2008

 

Cultura



A la Ministra de Igualdad, Bibiana Aído, la han situado en el centro de la polémica durante las últimas semanas. No tengo el gusto de conocerla y estoy seguro de que hay muchas mujeres (y hombres) mejor preparados que ella para ocupar ese ministerio. Pero, ya se sabe, no son las personas más preparadas en un campo las que llegan a ministros/as.

Aunque la mayoría de los políticos no paran de soltar boutades y tonterías por sus bocas, la pobre Aído no puede abrirla sin que se le echen encima las huestes sexistas de todo el arco parlamentario -sociatas incluidos-, de todos los sexos y de todas las orientaciones sexuales.

Su penúltimo “escándalo” le ha venido dado por decir algo que cualquier antropólogo o turista avezado conoce: que las mujeres son las que cargan con el peso de la identidad cultural y que, normalmente, esa identidad cultural las sitúa en una posición de discriminación y subordinación respecto al hombre. El problema parece venir del hecho de que ella ha ejemplificado su afirmación con el velo que deben portar las mujeres musulmanas.

Está claro que las mujeres occidentales también sufren cotas escandalosas de discriminación de género que no deberíamos dejar de denunciar y que, cómo no, también se apoyan en concepciones culturales sobre lo que significa ser hombre o mujer: violencia de género, desigualdad de salarios, mayores cargas laborales en el hogar, control de sus cuerpos (no mostrar el pecho, depilarse, adelgazar…). Eso no obsta, creo yo, para que no se denuncien las situaciones de discriminación que se producen en nombre de la cultura y en otras culturas.

Las referencias a “la cultura” se han convertido en el principal argumento para frenar el avance de los derechos de las mujeres en todo el mundo. Desde un mal entendido “multiculturalismo progre” se corre el riesgo de llegar a un relativismo cultural que presenta cuestiones como el tener que cubrir el cabello con un velo como una opción personal. Efectivamente, es la misma “opción personal” que obliga a las mujeres occidentales a cubrirse el pecho y a las afganas a llevar burka. Está claro que a las mujeres de todo el mundo -y a los hombres- nos queda mucho para liberar nuestros cuerpos, pero también está claro que unos están más libres que otros: si Afganistán tuviera mar no sé si habría muchas posibilidades para aquellas personas que optaran libremente por hacer nudismo.

Y, ojito, que esos mismos argumentos culturalistas son los que se están utilizando en los foros internacionales y nacionales contra el reconocimiento de los derechos sexuales de lesbianas, gays, bisexuales y trans. Aunque detrás de esos argumentos culturales sólo hay un intento de disfrazar un sustrato religioso: las mujeres en Indonesia llevaban el pecho al aire a principios del XX y ahora forma parte de “su cultura” taparse el cabello. ¿Quién dice cual es “su cultura”? ¿Por qué motivos no se podría cambiar esa cultura si genera situaciones de discriminación?

Lo mismo ocurre con la homosexualidad, aceptada por numerosos pueblos previamente a la colonización occidental (en Japón, Latinoamérica, e incluso en el mundo árabe), que hoy se presenta por parte de los países fundamentalistas religiosos -musulmanes y cristianos sobre todo- como una especie de invasión de las malas costumbres occidentales.

Hay que recordar que la mayoría de los 86 países que persiguen de un modo u otro la homosexualidad en el mundo son musulmanes. ¿Significa eso que el Corán es más homófobo que la Biblia? No. Significa que, como dice Daniel Borrillo, en buena parte de los países de tradición cristiana, gracias a la ilustración y los derechos humanos, los movimientos laicos han permitido contrarrestar el poder religioso en la vida política. Algo que ahora mismo no ocurre en muchos lugares del mundo y que desgraciadamente se encuentra en peligro en nuestro propio país. Las resistencias al matrimonio homosexual por parte de la iglesia católica no son más que un ejemplo de ello.

En definitiva, que los derechos humanos de cualquier persona -lo que incluye a las mujeres y a LGBT- están o deberían estar por encima de los vaivenes de la religión, la tradición, la costumbre y la cultura. Y me doy el lujazo de cerrar suscribiendo esta cita de la ministra Aído: “las prácticas culturales que vulneran los derechos humanos y promueven la desigualdad de las mujeres [y de LGBT, añadiría yo] deben ser sometidas a crítica y se deben arbitrar los instrumentos necesarios para eliminarlas”.


domingo, junio 29, 2008

 

Fiertés


Ayer se celebró el orgullo de París, bueno, mejor dicho, la Marche des Fiertés, que viene a significar "la marcha de los orgullos". Y es que los gabachos no se complican la vida con siglas incomprensibles para la mayoría de la gente y simplemente ponen lo del orgullo en plural para incluir no sólo el orgullo gay, sino también lesbi, bi, trans y todos los que se apunten.

Es que, claro, la doctora últimamente no cuenta nada de su vida. Como, por ejemplo, que ya es doctora cum loaded de verdad o que está ahora pasando una temporadita por París. El caso es que el sábado aprovechamos la Alexia y yo para acercarnos a la manifa y comprobar que, en general, todo era más o menos parecido a nuestro orgullo madrileño: muy buen rollo, muy divertido, mucha drag, mucha musculoca descamisada, mucha purpurina...

Pero claro, como lo del extrañamiento antropológico no se lo puede quitar uno de encima, no pude evitar practicar el juego de las diferencias entre lo que tenemos en casa y lo que ocurre aquí.

1. Asistencia: mucha, muchísima gente, tanta o más que en Madrid. Aunque, eso sí, en el marco de estas avenidas inmensas que tiene París que permiten a las más comodonas y divinas seguir la marcha mientras se toman un cosmopolitan en la terraza de cualquier bar. ¡Con lo bien que esto le vendría a mi amigo Jaime! Eso sí, las cifras están claras: 500.000 participantes según la policía y 700.000 según la organización. Nada que ver con los números que nos da la organización de Madrid (a base de millones de personas) que no se los creen ni ellos mismos. Un poquito de por favor.

2. Carrozas: había cincuenta, pero lo importante no es el número, sino que la gran mayoría de ellas -yo diría que unas 45- eran de colectivos, asociaciones, partidos políticos, sindicatos... Las pocas empresas presentes lo hacían a través de sus asociaciones de empleados LGBT, tipo "asociación de maricas de la Empresa Municipal de Transporte", de Air France o del equivalente local a la RENFE (SNCF). Parece que sí, que otro orgullo menos comercial es posible.


3. Políticos: en la cabeza de la manifestación estaba la alcaldesa de París, Bertrand Delanoë, una marica fuera del armario que se postulará como candidato socialista a la presidencia francesa. Es un poco neoliberal el hombre (como ZP, todo hay que decirlo), pero siempre sería mejor que la insufrible Segolene Royal y, por supuesto, que Sarko. Por cierto, había carrozas de todos los partidos políticos, hasta del de derechas, aunque a esta carroza del equivalente francés del PP la abuchearon un poco por la mierda de propuestas que tiene Sarkozy para LGBT en Francia: nada de matrimonio, como mucho una ley de parejas mejorada sin derecho a la adopción conjunta, ¿os suena? A ver si lo cumple.

4. Bollerío: muchas, muchísimas más chicas, niñas y mujeres que en Madrid. Esto sí que es visibilidad lésbica. A ver si este año se ponen las pilas en España nuestras compis. Además, haciendo gala de algo tan feminista, reivindicativo y Afrodita A como lo de "tetas fuera". Hija, ni velos ni sujetadores. ¡Me encanta!


5. Yogurines: yo me estoy haciendo viejo, pero no creo que eso explique porqué me llamó la atención ver a tanto adolescente en la manifestación: en las carrozas, desfilando, en las aceras. Las cosas están cambiando, pero el lema de la convocatoria seguro que también ayudó.


6. "No a la homofobia en la escuela": con el coño bien plantao y sin arrugarse ante los rugidos de la caverna, se convocó a la marcha para denunciar uno de los principales problemas que afrontan hoy en día las personas no heterosexuales: el acoso escolar. A ver si toman nota desde el gobierno español y desde el movimiento de liberación sexual en España, que parecemos anestesiados por el matrimonio y a la espera de recoger las migajas que nos caigan de la mesa sociata. Mas reivindicación, leche.

7. Mamis y papis: no sólo estaban las madres, padres y familia de personas LGBT, sino que también había mogollón de madres y padres que son LGBT. Aquí en Francia lo tienen chungo porque casi no se les reconocen derechos a las familias homoparentales, pero tienen una asociación fuerte, la APGL, que se hace muy presente en la marcha.

8. Medios: el periódico Liberación estuvo toda la semana sacando reportajes y entrevistas relacionados con el tema de la homofobia en la escuela y entrevistó al Ministro de Educación francés sobre la cuestión. Le Monde publicó una interesante columna de opinión, esas que generalmente en España están copadas por el lobby homófobo tanto en periódicos de derechas como de izquierdas.

9. Diversidad: maricas asiáticos, bollos negras, queer árabes, trans latinas... en España van saliendo del armario, pero las segundas y terceras generaciones francesas hace años que lo hicieron. Ni las culturas ni las religiones homófobas les iban a dejar encerradas. ¡Viva la laicidad! También estaban las Hermanas de la Perpetua Indulgencia, excomulgadas por el papa (no es coña), pero estas se merecen una entrada aparte.





10. La tectonic: el fin de la manifa y la fiesta se celebraron en un lugar simbólico, la Bastilla, que se llenó de una marea de gente muy diferente entre las que se llevaron el protagonismo los tectónicos. La tectonic es ese baile barriobajero típico de los suburbios parisinos -"la banlieue"- que ha conseguido que los canis se vistan de fostorito y vayan con sus amigas maricas a festejar el orgullo.

Pero, a pesar de todo y sin pecar de patrioterismo barato, las francesas son mucho más siesas que las maricas españolas. Así que, para petardeo, Madrid. Nos vemos este sábado en el orgullo.



domingo, junio 22, 2008

 

Perfectas



Pues sí, ahora resulta que los maricas y las bollos tenemos que ser perfectas para tener el respeto de los demás. Nos pasa un poco lo mismo que a las mujeres cuando se incorporan al ámbito laboral o a la política: que tienen que ser buenísimas, talentosísimas y, si me apuras, hasta estilosas y monísimas. ¿Desde cuando un ministro varón de cualquier ramo ha sido ministro porque sabía mucho del tema? Sin embargo, las ministras tienen que ser expertas en todas las competencias de su ministerio si quieren acceder al puesto. Bien, pues ahora resulta que a quienes no somos heterosexuales nos empieza a ocurrir lo mismo en todos los ámbitos de nuestra vida.

Los “iconos gays” no nos ayudan mucho en este sentido. O te decantas por la pluma, rollo Boris, o tienes que estar buenísimo y machacarte en el gym para intentar estar estupendo a los cuarenta y tantos como JesúsVázquez o a los cincuenta como Nacho Duato. Aún recuerdo cuando Edurne, mi excompi de piso, me comentó que le había decepcionado a una chica que nos visitó en casa porque yo no parecía gay ya que no estaba como un tren, como al parecer debemos estar todos los gays. Pues no, mira, yo no tengo todos los días tres horas libres para pasarlas en el gimnasio como ellos y, además, tengo el mismo derecho que cualquier hetero a tener barriguita cuando ya estoy rondando peligrosamente los cuarenta.

Porque eso es otra, parece que aquí a los gays nos han metido de nuevo en el mismo saco que a las mujeres: obligadas a mantenernos jóvenes toda la vida y luchar contra los efectos de la edad. Y eso sí que no: ¡Viva María Teresa Fernández de la Vega y sus arrugas vicepresidenciales (código de barras bucal incluido)! Aunque haya desmentido los rumores sobre su lesbianismo sigue siendo nuestro icono trasgresor.

Respecto al tema de las parejas nos pasa un poco lo mismo: ¿no habéis escuchado el rollito de que las parejas de gays y lesbianas somos más igualitarias que las heterosexuales? Mira sí, no se da por sentado que yo me quede en casa cuidando al niño porque sea una mujer porque mi novia también lo es, o no me toca a mí arreglar el coche porque tú tienes los mismos testículos que yo, pero eso no significa que las parejas homosexuales sean más igualitarias que el resto, ya que existen muchos otros ejes de desigualdad: la formación, la situación económica de cada uno, la edad…

Me viene a la cabeza el primer divorcio de una pareja casada homosexual, ¡cómo se relamían desde “La Razón” y panfletos periodísticos de similar calaña homófoba contando la noticia! Que sí, que tenemos derecho a ser tan malos novios, novias, maridos y esposas como nuestros amigos y amigas heteros y, por supuesto, tenemos derecho no sólo a casarnos, sino también a divorciarnos todas las veces que hagan falta.

Otra es aquella de que las maribollos somos mejores madres y padres que el resto porque detrás de nuestra decisión de tener hijos están muchas horas de darle vueltas al coco y muchos esfuerzos, etc., etc., etc. Pues no chica, no. Que cuando nos llega un bebé, biológico o en adopción, estamos tan perdidos como cualquier hetero. Y andamos como locas buscando por las revistas y webs de futuras mamás, preguntando a nuestra familia y a los amigos que han vivido las mieles y las hieles de las maternidades por esto de criar menores en casa. Y, lo siento mucho por todos los Aquilinos de este mundo, pero también tenemos derecho a equivocarnos como padres y madres e incluso a tomar decisiones erróneas porque la intención será de hacerlo lo mejor posible. Y si se tienen que pasar exámenes psicológicos, que nos los hagan a todos independientemente de nuestra orientación sexual, que ser hetero no es garantía de que se sea un buen padre o madre.

De todos modos, una de mis preferidas es cuando se nos acusa a los maricas (las chicas se libran de esto, pero no sé si es algo muy positivo) de que somos unos promiscuos, que tenemos relaciones con cualquiera y que incluso tenemos relaciones fuera de la pareja. Como dice el antropólogo Óscar Guasch, la infidelidad está permitida entre los heterosexuales siempre que sea llevada a cabo por el hombre y no haya mucha publicidad de la misma. Y, de nuevo, ¿es que tengo que dejar de ser promiscuo para que me respetes o para tener derechos?

Luego está el otro lado, el que nos dice que somos unos acomodados o unos burgueses si nos casamos, si somos fieles o si queremos tener la parejita de niño y niña o un adosado. Ahora resulta que también tenemos que ser las abanderadas de la liberación sexual, de la anarquía, del ecologismo o cualquier otra causa utópica. Pues mira, hay mariquitas perroflautas y lesbis oenegeteras, pero ser LGBT no implica necesariamente que no quieras vivir bien la vida o quieras ser una mártir de cualquier revolución. Como Rosa Díez, la diputada del partido UPD, que casada y bien casada tiene el papo de decir que en el caso de las parejas homosexuales no le gusta que “este tipo de uniones lleven el nombre de matrimonio por las connotaciones religiosas y conservadoras del término”. O sea, que nosotros tenemos que ser progres y no casarnos y ella puede ser una carca conservadora y aprovecharse de todas las ventajas sociales de esa figura legal. ¡Qué morro tienen algunas!

Desde aquí invito a todas los gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales, pendonas, raritos y raritas en general, a reivindicar nuestro derecho a no ser perfectas. Y esto que se lo apunten también los colectivos LGBT, que a veces nos pintan como si fuéramos las nuevas Madres Teresas en versión queer. Quitadnos ese peso de encima y dejadnos ser malas, feos, carcas, putas o viejos si nos da la gana.



domingo, marzo 23, 2008

 

Deporte



Hablando con Álex estos días constatábamos cómo el deporte sigue siendo uno de los grandes reductos de homofobia que aún quedan por convertir en espacios de respeto a la diversidad sexual. Y es que el deporte constituye uno de los principales agentes de construcción de la masculinidad y, por desgracia, esa masculinidad tradicional continúa conllevando el desprecio de lo femenino y, sobre todo, de la homosexualidad masculina.

Hay algunos deportes liberados en los que una persona no heterosexual puede practicar ejercicio en grupo sin tener que ocultar su sexualidad. Pienso aquí en el fútbol femenino o en el voleibol ya que, no sé porqué, en todo el mundo mundial siempre han sido muy bollo el primero y muy marica el segundo. Otras disciplinas deportivas, por el contrario, se muestran recalcitrantes en su homofobia y, por su puesto, el monarca de la fobia contra los gays no podía ser otro que el deporte rey: el fútbol.

Si la masculinidad se construye en el fútbol, para el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, es explicable que los gays no se atrevan a salir del armario en este deporte ya que "creen que no serían aceptados en estas organizaciones de hombres". Como si un hombre homosexual no fuera un hombre. En cualquier caso y parafraseando al cantautor Javier Álvarez: "a ser dulce, humilde y un poco loco y no a hombre quiero tender, aunque hombre ya nací".

Ejemplos de homofobia en el mundo futbolístico podemos encontrar no miles, sino millones, como los experimentos de Luis Aragonés contándonos sus intentos de meterse el pelo de una gamba por el ano o aquel juez brasileño que sentenció que "el fútbol es un juego viril, no homosexual". Pero traigo aquí un par de ellos que por su invisibilidad, cercanía y persistencia a mi me llaman especialmente la atención. El primero de ellos ha tenido alguna resonancia en los medios en las últimas semanas, aunque lleva ya meses ocurriendo en los estadios de fútbol de primera división de toda España, y es la cancioncilla tantas veces repetida en boca de quienes tienen que mostrar su rancia hombría: "¡Guti, Guti, Guti maricón!".



La otra muestra también la llevo escuchando desde hace años en los zapping "chistosos" de los programas de fútbol y es la cantinela pidiendo al jugador del Real Madrid Iván Helguera que salga del armario.



Al margen de a que a Guti le guste o no hacer cruising en baños públicos o de que Helguera posea un armario apolillado o no (ambos extremos los desconozco y, sinceramente, me la traen floja), me parece preocupante la falta de acción y denuncia de estos casos. Y no sólo por parte de los poderes públicos -a quienes por ley correspondería- sino también de los colectivos LGBTQ. Ni las radicalas se han atrevido a plantar su pluma en el Bernabeú (¡y eso sí que sería radical!), ni las institucionalizadas han puesto una denuncia ante ningún juzgado o estamento deportivo.

La ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte de julio de 2007
considera como acto intolerante en el deporte la entonación en los recintos deportivos de cánticos, sonidos o consignas que contengan mensajes vejatorios o intimidatorios para cualquier persona por razón de su orientación sexual así como los que inciten al odio entre personas y grupos (Art. 2.2.d). El artículo 15 de esta ley permitiría al árbitro suspender provisionalmente el acto deportivo o desalojar la parte del público con comportamientos homófobos como los que se ven cada fin de semana en los campos de fútbol. De repetirse estos actos se podría incluso clausurar estadios temporalmente como sanción por infracción grave (Art. 21.f y Art. 24) .

Estas sanciones se han aplicado cuando ha habido actos racistas y, en buena medida, se ha enviado un mensaje claro de que este tipo de acciones están prohibidas en los estadios. Si a un negro le llaman "¡Negro!" o le hacen sonidos simiescos, se pone una multa o se cierra el estadio y se acabó la agresión. Si al mismo negro, o blanco, o hetero u homosexual, le llaman "¡Maricón!", aquí no pasa nada. Es la normalización de la homofobia que se da en el deporte, igual que en las aulas, y a la que nadie parece querer enfrentarse.

Es muy plausible la aparición de colectivos deportivos maribollos abiertos a todos y todas donde lo que se promueve es el respeto a la diversidad sexual en el deporte como Halegatos de Madrid, Panteres Grogues de Barcelona o Hegosport de Bilbao. Por cierto, los Eurogames del 2008 se celebran en Barcelona y aún estás a tiempo de apuntarte a casi todo.

PD: Me comentan desde la huerta que este año la Romería del Contrapasmo es el 6 de abril. Yo no creo que pueda estar, pero si os pilla cerca, no os la perdáis.


domingo, marzo 09, 2008

 

Referentes



Leyendo el número cero de UPPS MAGAZINE me encuentro con un interesante estudio sobre las actitudes de los adolescentes ante la diversidad sexual que se ha llevado a cabo en Coslada y Maspalomas. En el informe completo, que está colgado en la web, descubro interesantes datos sobre el grado de conocimiento, mejor habría que decir de desconocimiento, que tienen nuestros adolescentes sobre la realidad de las personas LGBT.

Se les preguntaba a estos chicos y chicas por el nombre de personajes públicos, de la literatura y la historia que fueran lesbianas, gays, bisexuales o transexuales. El primero que aparece en la lista es Jesús Vázquez, al que reconocen como homosexual uno de cada tres chicos o chicas ¿Es mucho? A mi, sinceramente me parece que el hecho de que más de la mitad de los adolescentes no sea capaz de nombrar a ningún personaje homosexual, ni siquiera Jesús Vázquez, Boris Izaguirre o alguna concursante del gran hermano, me resulta preocupante. Entre los personajes históricos apenas aparecen nombrados por más del 1% como homosexuales el escritor Federico García Lorca, el humanista Leonardo da Vinci y Alejandro Magno como bisexual.

Esta situación probablemente responda al hecho de que la gran mayoría de sus profesores, padres y madres o personas cercanas tampoco sea capaz de recordar algún otro nombre. Incluso muchas veces nosotros mismos –gays, lesbianas, bisexuales o transexuales– tampoco sabemos reconocer ningún referente LGBT.

No creo que sea nuestra culpa, sino que la sexualidad de aquellos personajes públicos que no son heterosexuales se sigue ocultando sistemáticamente. Y eso que dicen que “¡ser gay está de moda!”. No estará tan de moda cuando la mayoría (tonadilleras, presentadoras y alcaldesas incluidas) lo callan. Probablemente porque saben que declararse al margen de la heterosexualidad puede tener muchas más consecuencias negativas que positivas en sus vida.

Así que la Doctora Queer se ha puesto a repasar algunos nombres que le vienen a la cabeza y que, en muchos casos, pueden resultar poco menos que sorprendentes. Muchos hemos escuchado que Shakespeare tuvo relaciones sexuales y amorosas con hombres y con mujeres pero, ¿sabías que de la gloria de las letras españolas también se dice que mantuvo relaciones homosexuales? Por lo visto, Miguel de Cervantes tuvo un noviete cuando estuvo en Argel en una época en la que en la ciudad se practicaba la sexualidad homosexual de forma bastante frecuente y abierta.

Yo aún recuerdo a mi profe de literatura en secundaria diciendo que Cernuda era un maricón, no como Lorca, que era homosexual “pero reservado”. Luego se pone uno a leer y resulta que Lorca como marica, de reservado no tenía nada. Quien sí era muy reservado respecto a su homosexualidad fue el dramaturgo Jacinto Benavente. Si unimos su nombre al del poeta Vicente Aleixandre, hacen un total de dos Nobel españoles de literatura maricas contra un Nobel abiertamente homófobo (léase Cela).

Más allá de la literatura, a mi nadie me explicó que uno de los principales filósofos que a todos nos toca estudiar en el COU de entonces y el Bachillerato de hoy, Ludwig Wittgestein, se enamoraba en muchas ocasiones de jovenzuelos que combinaban la inteligencia con la inocencia. En dosmanzanas.com me entero de que el David Pinsent al que le dedica su texto fundamental “Tractatus logico-philosophicus” no es otro que el novio con el que pasó las vacaciones viajando por Islandia y Noruega en 1912 y 1913 mientras maduraba su obra.

En la Wikipedia leo que Francisco de Goya estaba enamorado de su “amigo íntimo” y contable Martín Zapater, al que termina alguna de sus cartas con pasajes homoeróticos con un romantiquísimo: “el que te ama más de lo que piensas”.

Si se nos ha negado el conocimiento de referentes homosexuales masculinos en la historia, más aún nos falta saber nombres de mujeres lesbianas y bisexuales. Pocas personas pueden nombrar a la poetisa Safo de Lesbos, pero aún menos reconocer o recordar la abierta bisexualidad de la pintora Frida Kahlo o de la pensadora Simone de Beauvoir.


En fin, quien tenga tiempo y ganas, a lo mejor puede explorar por bibliotecas o por la red nombres como los de las escritoras Ana María Moix, Esther Tusquets o Lucía Etxebarría, la cantante Chavela Vargas, el filósofo Fernando Savater, el escritor Pedro Salinas o personajes más lejanos en el tiempo como los poetas Ausías March o Luis de Góngora, el rey Enrique IV, el matemático John Nash o el economista John Keynes.


domingo, diciembre 30, 2007

 

Campañas



Hace unas semanas el Ministerio de Sanidad presentó una campaña de prevención de vih-sida específica para hombres homosexuales. Me cuenta mi amiga Maribel que en algunas listas de distribución feministas andan quejándose de que se hagan campañas específicas para el colectivo homosexual, mientras parece que las tasas están creciendo sobre todo entre las mujeres heterosexuales. La conversación duró poco cuando le conté a Maribel que la prevalencia del vih entre hombres que tiene relaciones homosexuales llega a uno de cada cinco en ciudades como Madrid y Barcelona, es decir, casi la misma que en muchos países africanos en las que existe una situación de pandemia. Además, hasta el año pasado el Ministerio no había hecho jamás ninguna campaña para gays.

Hay que ver esta manía que tenemos los colectivos marginados de, en lugar de reforzar nuestras alianzas frente a quienes nos discriminan y mantienen el poder sexista-homófobo, ponernos a discutir entre nosotras por los pocos recursos disponibles. Es como cuando para denunciar lo mal que funciona el Cercanías en Barcelona, dicen que en Madrid hay muchos trenes. Se ve que no han hecho el trayecto Atocha-Nuevos Ministerios en hora punta... Creo que lo adecuado sería pedir más dinero para el transporte público en todos lados o más campañas de prevención para todos los colectivos. Dineuros que se podrían detraer, por ejemplo, de los gastos militares.

Lo que más me llama la atención es la sosez y mojigatería de esta nueva campaña del Ministerio de Sanidad. Supongo que alguien habrá que en un momento de calentón se acuerde de Jesús Vazquez, Boris o Grande-Marlaska y decida ponerse un condón, pero creo que el mensaje está un poco manido. Algo así como "la droga mata". ¿Es que esta gente no tiene estudios, estadísticas, investigaciones para saber por qué ha vuelto a subir la transmisión del vih entre el colectivo homosexual?

En Francia ha habido un pequeño escándalo porque la asociación para el autocontrol de la publicidad ha vetado una campaña financiada con fondos públicos que nos recuerda a los maricas que "el sida todavía está ahí". El motivo ha sido que salen dos hombres desnudos besándose en la cama. Los carteles se han visto en los barrios de ambiente y en las publicaciones LGBT, pero parece que no se pueden difundir entre el gran público. Ante esto uno corre el riesgo de pensar: "¡qué pacatas estas francesas!", pero claro, luego recuerda que en la anterior campaña que el ministerio de salud español hizo para el colectivo gay, la ministra prohibió expresamente que salieran dos hombres besándose.

El viernes estuvimos con Lady Godiva en Le Depot, una disco de sexo de París, y nos encontramos con expendedores gratuitos de lubricante en cada cabina y condones a sopesquete. Todo ello financiado por una asociacion de empresarios LGBT. ¿Cuándo harán algo los empresarios que se lucran del colectivo homosexual en España para luchar contra el vih-sida? La pela, aunque sea rosa, es la pela.

Por cierto, ¡Feliz 2008!


domingo, octubre 28, 2007

 

Agresiones

Ayer andaba dándole vueltas a lo qué escribiría hoy en el blog y le comentaba a mis sisters que hay un tema sobre el que me apetecía escribir pero que no quería ser pesado dándole vueltas siempre a lo mismo. Al final Kika, que es muy sabia y está muy trabajada, me dio la clave: “Nena, el blog es tuyo y escribes en él lo que te salga del coño”.

Y es que desde hace meses me fijo inevitablemente en todas las noticias de agresiones de odio que salen en los medios de comunicación o que llegan a mis oídos. Sobre agresiones homófobas ya he podido comprobar que hay muchas más de las que pudiera haber imaginado antes y, por supuesto, muchísimas más de las que salen en los medios de comunicación. Desde este verano hemos tenido noticias de unas cuantas: en el orgullo de Madrid, en Gandía, contra transexuales en Sevilla, en Cádiz, en Vitoria, contra la escritora lesbiana Illy Ness en París, o a un chico y su amigo en la estación de Atocha de Madrid.

Teniendo en cuenta lo difícil que es denunciar una agresión de este tipo y, especialmente, que salga en los medios de comunicación, parece que estamos nada más que ante la punta del iceberg. Afortunadamente y gracias a la difusión de información por canales alternativos en internet, nos vamos enterando de algunas más, pero ahora soy consciente de muchas otras que no van más allá de denuncias en las redes de amigos y quizás familiares.

Durante esta última semana hemos vivido el impacto de ver las imágenes de este tipo de agresiones contra una chica ecuatoriana. Siendo duras, no es más que una gota en el océano de todas las agresiones que ocurren y aunque el móvil de este ataque sin sentido no sea la homofobia, sino el racismo y la xenofobia, estamos ante un ejemplo más de los llamados crímenes de odio: aquellos en los que te ves expuesto o expuesta a sufrir ataques, injurias y vejaciones por ser simplemente tú.

En este caso se ha puesto también de manifiesto la importancia de tener una ley especial contra los crímenes de odio (que incluya no sólo los ataques por homofobia, sino también por xenofobia, racismo, contra personas sin hogar, contra personas con alguna discapacidad física o psíquica...) y que tipifique directamente cualquier agresión de este tipo como delito y no como falta. Yo, debido a la agresión que sufrí, he vivido en mis carnes la injusticia de la justicia, la indefensión ante un juez o jueza que considera que aunque hayas terminado en el hospital con puntos e inconsciente, eso es una mera falta, la falta de apoyo de las administraciones...

Chapó por la Ministra de Asuntos Exteriores de Ecuador por darle asesoría legal de calidad a esta chica y por el respaldo del Gobierno español que han conseguido que este no sea un caso de faltas sino un delito (esto tiene un montón de implicaciones legales y prácticas con las que no me quiero enrollar pero que se han visto en estos días). Ojalá yo y todas las víctimas de crímenes de odio tuviéramos acceso a ese tipo de apoyo jurídico. Sólo alguna comunidad autónoma tiene algún servicio eficiente para el apoyo a las víctimas de ataque homófobos, básicamente Berdindu en el País Vaco, porque el apoyo legal que recibí yo fue bastante deficiente por no decir nulo.

A pesar de todo ello, el agresor de la chica ecuatoriana sigue aún en la calle. Igual que siguen en la calle, identificados y currando, los vigilantes jurados que cada día agreden a homosexuales en las estaciones de Atocha y Príncipe Pío de Madrid. Igual que siguen impunes y sin identificar mis agresores (a pesar de existir una grabación) y, sobre todo, igual que sigue libre e impune el agresor de Miwa, que está parapléjico y en silla de ruedas de por vida atacado simplemente por ser negro. El odio que acumulan todas estas personas contra nosotros y nosotras es tal que cuando agreden lo único que buscan es hacer el mayor daño posible. A veces nos dejamos la vida en el camino, otras veces nos quedan consecuencias físicas y, en el mejor de los casos, sólo consecuencias psicológicas.

Pero ¿quienes somos nosotros y nosotras? ¿qué hacemos para evitar que nos sigan agrediendo?

Primero pegaron a las mujeres, pero como yo no era mujer, no me importó.
Después agredieron a las maricas, pero como yo no era marica, tampoco me importó.
Luego patearon a las inmigrantes, pero como yo no era inmigrante tampoco me importó.
Más tarde quemaron a los sin hogar, pero como yo tenía hogar, tampoco me importó.
Después atacaron a las transexuales, pero como yo no era transexual, tampoco me importó.
Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.(Martín Niemöller revisitado)


El 12 de octubre una amiga de mi novio tenía prisa por llegar a una cita y se encontró con el desfile militar de "la fiesta nacional" en Madrid. Como llegaba tarde masculló en voz alta: "¡Puto desfile!". Inmediatamente comenzaron a increparla las personas que se encontraban alrededor, llamándola "roja de mierda", "zapaterista", "provocadora"... Exaltados por la masa empezaron a empujarla hasta que la tiraron al suelo y comenzaron a darle patadas. Eran personas mayores, "gente de bien", con ropas caras y probablemente oyentes de proclamas de odio desde ondas episcopales. Alguien llamó a la policía sin que nadie evitara que uno de los "señores" agresores de unos sesenta años sacara una navaja y le hiciera un corte en la cara. Ha denunciado, pero el juez de turno ha considerado que lo ocurrido es solo una falta. Y, por supuesto, nadie excepto sus círculos cercanos se ha enterado.

El humor siempre ha sido un arma de defensa de los colectivos perseguidos y discriminados, así que termino esta entrada con un vídeo que comienza con una agresión pero que muestra que el mamarrachismo es universal y también triunfa entre las maricas y trans francesas:




¡Feliz semana!



domingo, octubre 21, 2007

 

Abdución

¡Cuatro meses sin aparecer por el ciberespacio! No pretendo justificarme ahora, sino contar un poco mi desaparición. Lo dejamos con la llegada del eurorgullo, que parece ahora tan lejano…

Estuve en algunas fiestecillas y eventos previos, pero el macroevento macromanifestivo me lo perdí. Bueno, sólo en parte porque esa tarde, cuando nosecuántos millones de desviadas se apartaban de su camino para desembarcar en Chueca, yo me fui un ratito al Infinitamente huertano y maricón: una fiesta en medio de un páramo en el planeta murciano en el que MM y sus amigas nos invitaron a Paloma y a mí a tomarnos un algo. En relación tamaño, calidad y precio, la Murcia maribollo no tiene parangón. No pudimos quedarnos mucho porque estábamos en camino a la abducción.

Abducción: “supuesto secuestro de seres humanos, llevado a cabo por criaturas especiales”. Así me tiré medio verano fuera de este mundo con un paréntesis en Miraflores de la Sierra en el que pude performarme de nuevo con las Viscoelásticas. ¡Tengo mucho que mejorar como mujer! Perder unos kilos tampoco me vendría nada mal, así que me he decidido a apuntarme a utilizar eso de la bicicrítica, que este no es un buen momento para dejar las magdalenas. Hace tres día me estrené y aún me duelen las piernas.

A mi vuelta al Madrid agostil –mi Madrid favorito– me encontré con la tesis a medio terminar. Resultado: ENCIERRO TOTAL.

Y ahora, con la tesis casi acabada, en el exilio, sin casa y a la espera de inspiración dominical, la doctora vuelve.


domingo, junio 24, 2007

 

Truños



Mañana comienza la semana del orgullo y las cosas por el mundo maribollo andan moviditas. Y eso que ya se sabe: a río marica revuelto, ganancia de homófobos.

Calentaba motores el director de la revista "Shangay Express" cuando comentaba en uno de sus últimos editoriales que a cuenta del orgullo de este año no han dejado de sufrir "engaños, manipulaciones, amenazas, demandas, chantajes, insultos y puñaladas por la espalda de, incluso, los que en tiempos pasados iban de nuestra mano". ¡Olé! Y se queda tan pancho, enciende el ventilador de repartir mierda sin darse cuenta de que salpica a todo quisque que colabore en la organización del orgullo. Eso es hacer causa. Chico, si vas a meterte en esos berenjenales, por lo menos da una pista sobre de qué personas o grupos estás hablando. Lo peor es que creo haber leído algo similar también en otra revista gratuita gay. Y si de revistas hablamos, no podemos dejar de lado lo de la Zero, que con su entrevista y portada al realcalde de Madrid, Gallardón, ha dividido a sus lectores, a algunos de los que por allí escribían y a muchas maricas.

Luego tenemos el manifiesto del llamado Bloque Alternativo de Liberación Sexual, en el que algunos colectivos se desmarcan de algunos aspectos de la semana del orgullo como el riesgo de que se despolitice o comercialice; contramanifiesto de la FELGTB y COGAM en el que les recuerdan que ellos forman parte de las redes que apoyan la manifestación estatal; y recontramanifiesto del Bloque en el que dicen que están muy enfadadas de que les critiquen en manifiestos... ¡Qué lío mari! Total, lo importante es que todas y todos estemos esta semana participando en los actos y, sobre todo, en la manifestación, que el enemigo no lo tenemos al lado, sino enfrente. Y todavía sigue dando guerra. Menos manifiesto y más manifestación.

El caso es que entre manifiesto que va, manifiesto que viene, estoy viendo que poco a poco va ganando terreno un concepto que a mi me parece un truño: elegetebefobia (o LGBTfobia, GLBTfobia y todas sus variantes posibles...).

Motivos por los que me parece un truño:


- en primer lugar por eso, porque aún no nos hemos puesto de acuerdo en el orden de las siglas y si buscas por google te vuelves loca (más de lo que ya andamos). Por cierto, aparecen poquísimas referencias respecto a LGBTfobia, especialmente si lo comparamos con la alternativa comúnmente aceptada y universalmente utilizada: homofobia.

- en segundo lugar porque me parece impronunciable y más que lo va a seguir siendo cuando, en ese espíritu de acomodar la diversidad que parece estar detrás de la decisión de utilizar este palabro, le sigamos añadiendo siglas como la I de las personas intersexuales, la Q de las queer, la C de quienes están en cuestionamiento: ¿elegetebeicucefobia? ¿y por qué no esternocleidomastoideo?

- en tercer lugar porque estratégicamente pienso que es un error de calado. Los que trabajamos en estos temas sabemos que la mayoría de la gente no conoce ni siquiera el significado de la palabra homofobia, pero poco a poco este término se va abriendo camino (hasta los muy poco progres académicos de la lengua ya lo han aceptado en el diccionario de la RAE). ¿Tenemos que empezar ahora otra nueva batalla para que conozcan este truño? ¡No, por favor! Este es el argumento que también señala Louis Georges Tin, el creador del día mundial contra la homofobia: "La palabra "homofobia" hoy en día es conocida y reconocida por un gran número de países. La palabra "LGBT-fobia" es prácticamente desconocida salvo para un cierto número de activistas". Pues eso.

- en cuarto lugar, y para mi el más importante, es que la fuerza teórica del término homofobia no la tiene el de elegetebefobia. Homofobia no se refiere al odio contra los maricas, sino al rechazo de todas aquellas personas que se salen de sus roles de género (esto incluye a las transexuales y a todo hombre que no hace cosas de hombre y a las mujeres que no hacen cosas de mujeres) y de todas aquellas personas que se salen de la heterormatividad, es decir, aquellas que sienten deseo sexual por otras personas de su mismo sexo (esto incluye a gays, lesbianas y bisexuales). A partir de aquí podemos hablar de formas específicas de homofobia como la lesbofobia, la bifobia, la transfobia o la plumofobia... pero no os aburro con estos temas de nuevo.


Así que, nenas, este sábado, contra la homofobia, todas a la manifa. Bueno, excepto las que por motivos laborales (¡qué duro es currar en finde!), tengamos que saltárnoslas. Ummmmm, hablando de saltar: creo que este año me ahorro romperme el otro tendón de aquiles. Todo tiene un lado positivo.


domingo, junio 10, 2007

 

Cambios



Ufff, me echan la bronca desde La Blógola porque llevo más de un mes sin publicar nada en el blog. Si a Espe eso de alaaaaargar las listas de espera para ver al médico más allá de treinta días le ha dado buenos réditos electorales, a la doctora queer quizás también le sirva para, por ejemplo, tener colas y colas esperándome. Que conste que ya avisé hace unas semanas que mi nueva vieja vida me había hecho cambiar la periodicidad del blog porque el cuerpo no me da en estos momentos para un post semanal.

Eso sí, regreso con algunos cambios en la bitácora, como los enlaces al "mundo queer" que os invito a visitar. Ya sabéis que yo no soy queer (ni siquiera fui a Barcelona a rendir tributo a la Butler), pero con este nombre no me queda otra que ponerme al día.

Llevo unas cuantas semanas queriendo escribir sobre el resultado de las elecciones y esta tarde dominguera por fin tengo tiempo para sentarme a ello. Un cambio bastante significativo es que Las Palmas se sube al carro de París y Berlín: un candidato abiertamente mariquita -Jerónimo Saavedra- arrasa y será el próximo alcalde de la ciudad. A ver si las alcaldesas bollos y los futuros candidatos homo toman nota. ¡Ay, Sebastián, si no hubieras sido tan armario...! En Madrid todo sigue igual pero con algunos cambios significativos. Vais a disculparme que me ponga localista, pero esto del blog tiene una función de pataleta que hay que aprovechar. Los partidos "progres" madrileños nos regalaron unos candidatos impresentables (sólo se salvaba Inés Sabanés) y así nos ha lucido el pelo. Hace sólo cuatro años ganó la izquierda en la Comunidad y la cuchipandi del PSOE hizo que tuvieramos que aguantar demasiados años de gobierno de lo más rancio del país (con el permiso del planeta murciano). Ahora este periodo se prorroga en una perspectiva que se nos antoja interminable. De momento la doctora ha decidido exiliarse del foro durante unos meses como ya hicieron sus hermanas de forma definitiva. Eso sí, prometemos hacer visitas puntuales al orgullo y a las fiestas de la Paloma.

Ahora parece que los sociatas hacen propósito de enmienda y -con cuatro años de retraso- "dimite" Simancas. Y lo pongo entre comillas porque de dimisión, nada de nada, que ha dejado el cargo en el partido, pero recogerá su acta de diputado en la Asamblea de Madrid y parece ser que nos lo endilgarán de candidato en las listas del PSOE para el Congreso ¿así quiere ganar ZP en Madrid? Eso sí que es tener morro y chupar del bote. Al menos en eso Sebastián ha sido más coherente y ha dejado la política para volver a su antiguo puesto como profesor.

Después del desahogo, contaros que estoy bastante animadillo con algunos cambios que voy percibiendo alrededor. Además de lo de Saavedra, me entero hace unos días que a uno de los protas de "Anatomía de Grey" le han echado de la serie por insultar como maricón a otro de sus compañeros. Me parece muy bien, porque seguro que si a él alguien le hubiese llamado negro, ponen de patitas en la calle a esa persona. ¿Os imagináis que cundiera el ejemplo en todos los trabajos? Lo agustito que íbamos a estar.

En todas las encuestas y estudios que se han hecho en España se refleja que aproximadamente un tercio de la gente es homófoba o, lo que es lo mismo, que la mayor parte de la gente es respetuosa con la diversidad sexual (dos tercios, para ser exacto). Lo que pasa es que ese tercio suele estar en posiciones de poder ("el lobby homófobo") y arman mucho ruido, como estamos viendo ahora con la resistencia absurda a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y como vimos con la legalización del matrimonio homosexual. Este pequeño porcentaje homófobo supone un peligro andante, por ejemplo, en un aula, ya que pueden producir muchísimo sufrimiento y amargar la vida a un chico o una chica homosexual.

Hace un par de semanas tuve una experiencia que ilustra perfectamente los cambios sociales que estamos logrando con nuestras pequeñas y grandes luchas (visibilidad, acción política, movilización, etc.). Estaba en una Escuela de Magisterio de Galicia dando una charla sobre la homofobia en los centros educativos a futuros docentes y uno de los asistentes no sé cortó de hacer unos cuantos comentarios homófobos sobre "maricones". La profe le paró los pies y los comentarios se quedaron en su "petit comité". La sorpresa fue cuando, al terminar la charla, él hizo de nuevo un comentario homófobo en alto y uno de sus compañeros gritó su nombre diciendo: "¡Carlos homófobo!". De repente más de la mitad de la clase empezó a increparle: "¡Homófobo!, ¡Homófobo!" y el sujeto en cuestión se levantó y se puso a gritar: "¡Yo no he venido aquí a que se me insulte, también tengo derecho a que se me respete!". La situación fue bastante violenta pero pone de manifiesto que:

- la mayor parte de las personas heterosexuales (hombres y mujeres) están empezando a convertirse en aliados en las situaciones de homofobia, ya que han perdido el miedo a que piensen que ellos o ellas son homosexuales;

- tenemos que llevar el mensaje de la igualdad también a quienes no quieren escucharlo, ya que así se darán cuenta de que los homófobos, efectivamente, son minoría y la sociedad no los acepta.

Lo que está claro es que este chico, cuando sea profe el día de mañana, probablemente se cuidará muy mucho de hacer comentarios homófobos en el aula o en un claustro porque barruntará el rechazo social que le espera. Quizás sólo lo haga por eso, o por corrección política, pero es un paso adelante.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?